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«VÍCTIMAS DEL YIHADISMO DE SU ÉPOCA»

Padre Genaro

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José Mª García de Tuñón Aza. Así calificaba el párroco del pueblo asturiano de Nembra cuando recibió la noticia de la decisión tomada por el Papa Francisco de beatificar a cuatro vecinos de ese lugar, que fueron asesinados en octubre de 1936. Al mismo tiempo, el vice postulador de la Causa, el sacerdote Angel Garralda, decía que ya podía cantar el Nun Dimittis como el anciano Simón, pues había esperado hasta sus 92 años que tiene ahora, para ver hecha realidad lo que comenzó el 12 de septiembre del año 2000 cuando se clausuró el proceso diocesano de canonización de los llamados mártires de Nembra, donde había arraigado el Sindicato Católico Obrero de Mineros cuyos principales dirigentes eran dos de los mártires que ya habían sufrido persecución durante la Revolución de Asturias.

El postulador del proceso de canonización estuvo a cargo del dominico P. Innocenzo Venchi residente en Roma en Santa Sabina (Aventino), que cesó el año 2003 por enfermedad y fue sustituido por el P. Vito Tomás Gómez. El primero nombraría vice postulador al sacerdote y párroco entonces de San Nicolás de Barí, de Avilés, el ya citado Ángel Garralda, teniendo lugar la clausura en la iglesia parroquial de San Tirso el Real de Oviedo presidida por el entonces arzobispo Gabino Díaz Merchán. Habían transcurrido, desde la apertura del proceso, poco más de tres años de intenso trabajo, tanto para el tribunal constituido ad hoc como para la comisión histórica. Los nombres de estos hombres martirizados, por odium fidei, eran Jenaro Fueyo Castañón, cura párroco de aquel pueblo; Isidro Fernández Cordero, minero, Segundo Alonso González, minero, y, por último, el estudiante Antonio González Alonso, todos martirizados sin más delitos que ser católicos. Los tres primeros sufrieron martirio en la misma iglesia parroquial del pueblo y el estudiante entre los concejos asturianos de Mieres y Langreo.

Antes del sacrificio, les obligaron a preparar su propia tumba y el párroco lo hace delante del Altar donde celebraba misa a diario. Los mineros escogieron el lugar donde habitualmente solían oír misa juntos. La muerte consistió en un simulacro de matanza siendo degollados a cuchillo, en primer lugar, los seglares, Desangrados ambos, pasan a ocuparse de cura, que tuvo que presenciar tan cruel martirio a los que pudo absolver. El martirio del joven estudiante tuvo lugar entre los citados concejos de Mieres y Langreo, donde fue arrojado al fondo de un pozo de una mina después de haber sido torturado. Nembra es un pequeño pueblo del concejo asturiano de Aller profundamente cristiano donde en aquella época tenía exactamente 99 vecinos religiosos y religiosas esparcidos por todo el mundo. Era la gran cosecha del párroco Jenaro Fueyo que, posiblemente, llegó a enterarse que otra vecina de esa misma localidad, la ya beatificada monja Otilia Alonso, había sido asesinada en Barcelona.

Se abre ahora un nuevo plazo, pero la rúbrica del Papa hace que ahora se acorten todos los tiempos. La decisión está ya tomada y el sacerdote y los seglares serán beatificados.

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