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Años Duales de la Vida Consagrada y de la Misericordia

Daniel Ponce Alegre. Teólogo y Antropólogo. Usando la terminología empleada en las relaciones internacionales y diplomáticas, cuyo objetivo es el fortalecimiento de los lazos entre los pueblos, podemos decir que por parte de la Santa Sede, entendida ésta en su aspecto teológico y de la Eclesiología, no en desde el Derecho Internacional, como Representante " del Reino de Dios y de su Cristo ", se han declarado dos Años Duales: el que estamos viviendo ( 2014 - 2015 ) de la Vida Consagrada y el que vamos a vivir, Dios mediante, de la Misericordia ( 2015 - 2016 ).

De la misma forma que, por ejemplo, el Gobierno de España y el de Rusia declararon el año 2011 como Año de la Cultura, el 2015 - 2016 como Año de la Lengua y Literatura, y el 2016 - 2017 como Año del Turismo Hispano - Ruso para el reconocimiento y fortalecimiento de los lazos existentes desde hace siglos entre España y Rusia en los ámbitos culturales, históricos y diplomáticos, también la Santa Sede está promoviendo, pues " obligación le está impuesta ", los lazos entre Dios y su Reino Celestial con la Humanidad y la Tierra para que " cuando vuelva el Hijo del Hombre halle la fe sobre la tierra " y seamos dignos de formar parte de la Alianza o Pacto entre Jahvé Dios y los Hombres, y dignos de vivir en el Reino constituido " así en la Tierra como en el Cielo ".

Igual que los Años Duales se sustentan en la promoción de nexos en común ya existentes y experiencias vividas a la largo de la historia de esos países, y no en aspectos ficticios o erróneos, la Santa Sede establece sus " años duales " entre Dios y los hombres basándose en la Verdad y en el " Nexo Común " ya establecido por Dios para que el lazo a promover sea estable y duradero, eterno; ese Nexo sólo es Cristo.

Los Años Duales de la Vida Consagrada y de la Misericordia, al igual que la Alianza entre Dios y la Humanidad, no se sostienen en falsas consagraciones o misericordias procedentes de otras confesiones, filosofías o logias que pretenden desvirtuar la naturaleza de la Iglesia de Cristo, que es ser el vigía, altavoz, vocero y profeta de Dios y de sus Buenas Nuevas del Reino, sino en la Consagración a Dios, Jahvé, por Jesucristo que es la mayor y verdadera Misericordia de Dios.

En este punto recomiendo e invito al lector a que reflexione sobre el punto 23 de la Bula papal de Francisco Misericordiae Vultus y que saque sus propias conclusiones a la luz de lo dicho hasta ahora y de la Verdad bíblica.

La Vida Consagrada está en el Bautismo en Cristo, que es ya nuestra vida y no nosotros mismos, pues él es " el Camino, la Verdad y la Vida ", el único sello o nexo para formar parte de la Alianza y de la Vida en el Reino de Dios, que será establecido por el Padre, con Cristo como Rey, " así en la Tierra como en el Cielo ".

En lo que respecta a la Misericordia, no debe ser suplantada o confundida por las pequeñas, temporales o falsas misericordias que son destellos cegadores de la Misericordia de Jahvé, que se basa en Cristo, y su mayor manifestación es la Resurrección, primero la de Jesucristo y en él, y después la nuestra si ejercemos fe en su sacrificio salvador y luchamos por ser Santos, como el Padre, y Perfectos en Cristo, y no en los hombres, en ninguno, ni en otras religiones o filosofías que hablan de virtudes, amor, misericordia, derecho natural, humanismo,etc.

Además la Misericordia de Dios culmina con el establecimiento de su Reino mediante, como dice Daniel, cuyo nombre significa Jahvé es Justo y Jahvé es el Juez, en el capítulo 2 y versículo 44: " en los días de aquellos reyes el Dios del Cielo establecerá un Reino que nunca será reducido a ruinas, triturará y pondrá fin a todos estos reinos y él mismo subsistirá hasta tiempos sin fin ".

Esta es la culminación de la Misericordia de Dios: su Reino, que posibilitará mediante Jesucristo la vida que perdimos en el Paraíso tan anhelado por el Ser Humano y que fue, y sigue siendo, la voluntad de Dios desde el Principio de la Creación, y Dios no modifica su Voluntad.

Esta es la verdadera Misericordia, la verdadera Justicia: Vindicar la Soberanía de Jahvé como Dios y como Rey, pues él Gobierna y Legisla, y su Paternidad pues Él nos creó, y no nosotros mismos, con Amor y Misericordia para nuestra felic

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