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Diario YA


 

MI OPINION

Don erre que erre

Wenceslao Pérez Gómez. 10 de septiembre. Si existe alguien empecinado con una idea fija, ese es el actual Director General de Tráfico, Pedro Navarro o, como le gustan que le llamen, Pere Navarro.

Hace unos años, durante una rueda de prensa con motivo de la presentación de la Escuela de Conducción Infantil del RACE, celebrada en unas carpas instaladas en el aparcamiento del Estadio Santiago Bernabeu, y a la que el señor Pere Navarro acudió en condición de su cargo, le pregunté ¿por qué se ponen radares en lugares donde no existe peligro y, sin embargo, en aquellos puntos peligrosos de nuestras carreteras, los radares brillaban por su ausencia?. La respuesta de este Director General de Tráfico fue: “No se preocupe usted, que habrá más radares”. No fue capaz de justificar esa medida y se salió por la tangente.

Ahora, una publicación ha hecho una entrevista al ínclito Pere Navarro, en la que se le formulaba una pregunta similar a la que yo le hice entonces. Su respuesta, después de los años transcurridos, sigue siendo la misma: “No se preocupe. Habrá radares para todos”.

Este señor tiene una obsesión enfermiza con la velocidad o, con la recaudación a través de la velocidad. Es, como aquel personaje encarnado por el recordado actor Paco Martínez Soria, “Don Erre que erre”, que sigue enrocado en su idea y no se baja del burro.

Más valiera que, en lugar de colocar radares en carreteras, autovías y autopistas donde no existe peligro alguno y cuya misión es “hacer caja”, el señor Pere Navarro se dedicara a exigir de los organismos pertinentes, no solo la señalización de los puntos negros de nuestras carreteras, que los hay, sino su eliminación. También, dedicar una mayor vigilancia de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico, para retirar de las carreteras a los energúmenos que conducen saltándose todas las normas, poniendo en peligro la vida de los demás usuarios y, a una mejor señalización de las carreteras..., en fin, a procurar una circulación más segura. Con muchos menos radares y mas concienciación de la responsabilidad del conductor al volante de su vehículo, se podría conseguir. Pero él, no. Solo le importa recaudar, a costa de aquellos que se pasan unos kilómetros de la velocidad permitida sin que exista el mínimo riesgo de accidente, con el fin de equilibrar los presupuestos del Gobierno, tras el derroche de dinero público que efectúa su jefe Zapatero. Esto es menos complicado y más lucrativo. Y, así nos va.

  

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